feminismo y posmodernidad

Desde mediados de la década de los sesenta empieza a percibirse un interés en el arte hacia los temas sociales como el feminismo. Ana Mendieta o Gina Pane, en sus performances ya plantearon interrogantes acerca del papel de la mujer en la sociedad. Los trabajos de Nancy Spero y Annette Messager también ahondaron sobre esta problemática una década después. Pero es desde los primeros años de los ochenta cuando las reivindicaciones de índole feminista adquieren mayor trascendencia gracias a los nuevos y eficaces medios mediáticos con los que cuentan los artistas como la intrusión en los mecanismos de la publicidad que usa Barbara Kruger, los mensajes luminosos empleados por Jenny Holzer, los singulares autorretratos de Cindy Sherman, la radicalidad y espectacularidad de las acciones de Marina Abramovic o las obras realizadas con materiales atribuidos tradicionalmente al trabajo femenino como la lana o el patchwork a cargo de Rosemarie Trockel. Barbara Kruger llama la atención de críticos y público a mediados de los ochenta después de toda una carrera en el arte gráfico y comercial, era una artista que planteaba de forma explícita grandes preguntas en sus obras -las relaciones entre las mujeres y el patriarcado y los halagos alienantes del mundo del consumo- de un modo que no sólo requería la identificación voyeurística con los aspectos de la imagen, sino una reflexión sobre una serie de mensajes verbales que acusaban directamente al hombre. En su obra Your Confort is my Silence, los pronombres “your” y “my” señalan identificaciones genéricas inequívocas: el espectador es a la vez el acusador y el acusado. La simplicidad estructural de la obra de Kruger la hizo muy atractiva para los publicistas y las galerías entendidas en publicidad; no obstante, la obra reconoce en el espectador la necesidad tanto de la política como del sexo para enfrentarse a ella adecuadamente. La obra de Kruger se convirtió en piedra de toque para muchas feministas que buscaban un arte politizado, directo e inteligente. Cindy Sherman es una artista que desde finales de los setenta presentaba fotografías que, aunque parecían fotogramas de películas eran en realidad retratos suyos en diversas actitudes ligeramente ocultas. Desde entonces, sus obras siempre han tenido como objetivo la autorepresentación.
Las primeras lecturas feministas que se podían establecer de las obras de Sherman presentaba a la mujer como una construcción cultural, como un instrumento de interés para los medios. La obra de Jenny Holzer se centra en el uso de ideas en espacios públicos. Principalmente pósters, aunque también ha usado otros medios como letreros luminosos, pegatinas, camisetas, señales e internet. Holzer centra su atención en la apariencia del texto, tamaño, lugar espacial y temporal, atrayendo la atención del espectador al mismo texto, recordándole que cualquier texto, incluyendo mensajes publicitarios o gubernamentales con un marcado contenido reivindicativo. Su más conocido trabajo titulado “Truisms”, donde frases como “El abuso de poder no llega de sorpresa”, “Los hombres no son monógamos por naturaleza”, “Protégeme de lo que quiero”, “La sumisión total puede ser una forma de libertad”, se proyectaron en anuncios gigantescos en Times Square.
Las primeras lecturas feministas que se podían establecer de las obras de Sherman presentaba a la mujer como una construcción cultural, como un instrumento de interés para los medios. La obra de Jenny Holzer se centra en el uso de ideas en espacios públicos. Principalmente pósters, aunque también ha usado otros medios como letreros luminosos, pegatinas, camisetas, señales e internet. Holzer centra su atención en la apariencia del texto, tamaño, lugar espacial y temporal, atrayendo la atención del espectador al mismo texto, recordándole que cualquier texto, incluyendo mensajes publicitarios o gubernamentales con un marcado contenido reivindicativo. Su más conocido trabajo titulado “Truisms”, donde frases como “El abuso de poder no llega de sorpresa”, “Los hombres no son monógamos por naturaleza”, “Protégeme de lo que quiero”, “La sumisión total puede ser una forma de libertad”, se proyectaron en anuncios gigantescos en Times Square.